... destreza, visión, sensibilidad y sutileza

(Lo que sea insuficiente
uno necesita corregirlo,
lo que no es bueno

uno debe abandonarlo

— Luang Por Liem)


Es un juego de sensaciones.
Primero son del cuerpo.
Y el proceso se refina,
la sensibilidad se agudiza
y se adquiere destreza en su manejo
al punto en que el juego
deja de ser del cuerpo

— y ahora son sensaciones
puramente mentales

Y aquí también,
se abandona lo impuro
y se desarrolla lo puro.

La sensibilidad y destreza progresan,
la sabiduría del ver así
se retroalimenta en el proceso
y se usa de antorcha,

al punto
en que vemos
solo en términos de:

dukkha
el surgimiento de dukkha
el cese de dukkha
y la destreza que conduce al cese.

















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(Anguttara Nikāya 5.57)

Upajjhatthana Sutta
Cinco Reflexiones para Todos

Hay cinco realidades que deben ser contempladas a menudo por todos, ya sea hombre o mujer, dueño de hogar o que ha progresado a monje.

¿Cuáles cinco?

"(i) Es seguro que envejeceré, no puedo evitar envejecer"

"(ii) Es seguro que me deterioraré, no puedo evitar el deterioro"

"(iii) Es seguro que moriré, no puedo evitar la muerte"

"(iv) He de ser separado y apartado, de todo lo que me es querido y amado"

"(v) Soy dueño de mis actos, heredero de mis actos,
los actos son el vientre del que he brotado,
los actos son mi parentesco,
los actos son mi protección.
Cualquier acto que realice, bueno o malo, de ellos seré heredero."


Ahora, ¿qué buena razón hay para que un hombre o mujer, dueño de hogar o que ha progresado a monje, debe contemplar a menudo la realidad de que es seguro que envejecerá y no puede evitar envejecer?

Los seres, mientras son jóvenes, se enorgullesen de juventud.
Y encaprichados por ese orgullo de juventud llevan una vida
errada en actos, palabras y pensamientos.
Pero en aquel que a menudo contempla la certeza de la vejez,
el orgullo de juventud se desvanecerá
por completo o se debilitará.
Por esa buena razón, la realidad del envejecer
debe ser contemplada a menudo.


¿Qué buena razón hay para que un hombre o mujer, dueño de hogar o que ha progresado a monje, debe contemplar a menudo la realidad de que es seguro que se deteriorará y no puede evitar el deterioro?

Los seres, mientras son saludables, se enorgullesen de su salud.
Y encaprichados por ese orgullo de salud
llevan una vida errada en actos, palabras y pensamientos.
Pero en aquel que a menudo contempla la certeza del deterioro,
el orgullo de salud se desvanecerá
por completo o se debilitará.
Por esa buena razón, la realidad del deterioro
debe ser contemplada a menudo.


¿Qué buena razón hay para que un hombre o mujer, dueño de hogar o que ha progresado a monje, debe contemplar a menudo la realidad de que es seguro que se morirá y no puede evitar la muerte?

Los seres, mientras están vivos, se enorgullesen de su vida.
Y encaprichados por ese orgullo de vivir
llevan una vida errada en actos, palabras y pensamientos.
Pero en aquel que a menudo contempla la certeza de la muerte,
el orgullo de vivir se desvanecerá
por completo o se debilitará.
Por esa buena razón, la realidad de la muerte
debe ser contemplada a menudo.


¿Qué buena razón hay para que un hombre o mujer, dueño de hogar o que ha progresado a monje, debe contemplar a menudo la realidad de que han de ser separados de todo lo que les es querido y amado?

Los seres tienen deseos ávidos por lo que les es querido y amado.
Y ardiendo en avidez llevan una vida
errada en actos, palabras y pensamientos.
Pero en aquel que a menudo contempla la separación
de todo lo que le es querido y amado,
los deseos ávidos por lo que les es querido y amado se desvanecerán
por completo o se debilitarán.
Por esa buena razón, la separación de lo que es querido y amado
debe ser contemplada a menudo.


¿Qué buena razón hay para que un hombre o mujer, dueño de hogar o que ha progresado a monje, debe contemplar a menudo la realidad de que son dueños de sus actos, y que cualquier acto que realicen, bueno o malo, de ellos serán herederos?

Hay seres que llevan una vida errada en actos, palabras y pensamientos.
Pero en aquel que a menudo contempla su responsabilidad por sus actos,
tal conducta errada se desvanecerá
por completo o se debilitará.
Por esa buena razón, la realidad de la responsabilidad por los propios actos
debe ser contemplada a menudo.


Ahora, O bhikkhus, el discípulo de los nobles contempla de esta manera:

No soy el único que de seguro envejecerá, se deteriorará y morirá,
sino todo ser que va y viene, fallece y reaparece,
todos están sujetos al envejecimiento, deterioro y muerte.

En aquel que a menudo contempla estas realidades, surge el camino. Ahora él regularmente persigue, desarrolla y cultiva ese camino. Y mientras lo hace las cadenas son abandonadas, y las tendencias subyacentes eliminadas.

Aún más, el discípulo de los nobles contempla de esta manera:

No soy el único que ha de ser separado y apartado de todo lo que le es querido y amado.
No soy el único que es dueño y heredero de sus actos,
sino todo ser que va y viene, fallece y reaparece,
todos han de ser separados y apartados de todo lo que les es querido y amado.
Y todos son dueños y herederos de sus actos.

En aquel que a menudo contempla estas realidades, surge el camino. Ahora él regularmente persigue, desarrolla y cultiva ese camino. Y mientras lo hace las cadenas son abandonadas, y las tendencias subyacentes eliminadas.


Los mundanos se asquean de otros seres
que comparten su misma naturaleza
- de aquellos afligidos de vejez y deterioro,
de aquellos al borde de la muerte.
Mientras vivo por un objetivo superior
no es adecuado en mí rechazar a tan lastimeros seres.

Mientras vivo así, venceré ese orgullo
de salud, de juventud y de vida.
Habiendo conocido un estado libre de accesorios,
viendo seguridad en la renuncia,
mirando hacia Nibbana
surgió entusiasmo en mí.

Ahora nunca perseguiré placeres sensoriales,
nunca más he de volver,
la vida sagrada es ahora
mi más alta meta.













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