tarde


... lo que pasa — y podríamos reducir el problema a esto es que toda reacción emocional en el diario vivir nos pilla desprevenidos.

... lo que pasa es que no vemos el comienzo de esa reacción emocional.

¿cómo surgió?
¿qué la desencadenó?
¿qué serie de condiciones se congregaron para darle nacimiento?

No lo sabemos directamente, y por lo tanto estamos a merced de sus vaivenes y no nos queda más que sufrir sus caprichosos cambios.

Así como rara vez nos damos cuenta, con plena conciencia, que estamos ingresando al estado de sueño, también rara vez nos damos cuenta que estamos ingresando a un estado emocional cualquiera. Nos damos cuenta de ello cuando ya es tarde, cuando ya estamos inmersos en la experiencia de tal o cual concatenación de sensaciones corporales y mentales, cuando ya estamos sufriendo aquella seguidilla de perturbaciones desencadenadas por tal o cual estímulo.

Nos damos cuenta de que: "tengo [aquello que llamamos] 'miedo'" (o aquello que llamamos "avidez", o "aversión", etc.) cuando ya estamos inmersos en el "experienciar" las distintas tensiones corporales y actividades mentales "coloreadas" por dicha perturbación.

Es muy parecido a lo que pasa con el sonido. Una onda sonora es audible para el ser humano una vez que alcanza cierto nivel de intensidad. Podemos no darnos cuenta de que algo está sonando hasta que eventualmente ese sonido alcanza un nivel audible. Solo entonces nos hacemos concientes de que algo está sonando: una vez que es aparente. Aún así, el fenómeno "onda sonora" había comenzado antes de hacerse audible, pero de ese comienzo no eramos concientes, pues no era perceptible.

De igual manera, nos hacemos concientes de un estado emocional solo una vez que alcanza un nivel perceptible a la atención cotidiana. Pero el fenómeno comenzó "mucho" antes, veloz.

Lo importante es que podemos entrenar la atención para percibir cada vez con mayor antelación los cambios que la emoción provoca. Al punto de ver el comienzo del fenómeno. Al punto de ver "la cualidad del surgir y pasar de todos los fenómenos de la experiencia..."

De eso se trata todo esto.







. ((( - - )))

6 pasos en un solo flujo

Imagina que no sabes andar en bicicleta...
Y nunca has visto a alguien hacerlo...
(imagina también que no te puedo mostrar cómo se hace)
Pero te lo explico en palabras.

La única manera de explicar en palabras algo que no te puedo mostrar
es subdividir ese acto fluido en distintos "pasos".

Pero la única manera de realmente andar en bicicleta
es unir en tu mente el "paso a paso" en un solo flujo
(de lo contrario no andarás ni dos metros)

El muy chistoso < "Instrucciones para subir una escalera" > de Julio Cortázar refleja esto de manera muy gráfica: subdivide en pasos un acto fluido y ridículamente cotidiano

Bueno: como el ejercicio de meditación
es un acto mental que uno aún no conoce
y no es visible, no es mostrable,
la única forma de explicarlo es subdividido en pasos,
pero la idea es realizarlo como un solo flujo.



ACTIVA LOS SUBTÍTULOS:  click en "cc" en la barra inferior del vídeo

00:00 ¿Qué es "Ansia" y cómo se manifiesta?
05:36  El ejercicio de meditación de 6 pasos fluidos
11:32  El progreso gradual  y los obstáculos



.





((( - - )))

fácil y bonito

HAY ALGO MUY FÁCIL que puedes incorporar a tu diario vivir. Te ayudará a tener más tranquilidad y placidez.

Durante el día, recuerda relajar la tensión muscular (cortito, interiormente, sin esfuerzo, y fluido):
En tu rostro...
En tu cuello...
En tu espalda...
En tus manos...
En ese orden.

Es cierto que hay muchas cosas a las que prestar atención en la vida cotidiana, pero en pequeños momentos durante cualquier actividad en la que estés recuerda tu rostro y relaja los músculos. Luego tu cuello. Luego tu espalda. Luego tus manos.

Te sorprenderás de algo: Casi todas las veces que le prestes atención al nivel de tensión presente en tu cuerpo, encontrarás tensión. Los músculos están sosteniendo una contracción innecesariamente, y la tensión de los músculos te da una sensación de tensión emocional que pareciera pasar desapercibida. Cuando relajas tu rostro y cuello y espalda y manos, te sentirás menos tenso. Sólo toma unos segundos y lo puedes hacer cuando tú quieras y cuantas veces quieras.

Hay algo más que te sorprenderá: cada vez que haces esto, estás volviendo la atención al cuerpo. Así, no solo te relajas, sino que estás entrenando tu atención poco a poco.


* Y SI A LA RECETA LE AÑADES UNA PIZCA DE OJOS SONRIENTES Y UNA CUCHARADITA DE SENTIR QUE ESE PEQUEÑO ALIVIO Y PLACIDEZ QUE AHORA SIENTES SE EXPANDE FUERA DE TU CUERPO, EL RESULTADO ES MÁS SABROSO. ((( - - )))

ridículamente fácil

Primero un gran preámbulo, para una pequeña pero importante conclusión


GRAN PREÁMBULO
BJ Fogg es un investigador de la conducta humana y director del — sugestivamente llamado — Persuasion Labs de Standford. Pero, dichos estudios, aparte de tener a medio mundo habituados a conductas repetitivas de consumo (sobre todo de redes sociales, etc.), él los comparte libremente en < tinyhabits.com > [si es que no es otro gran experimento] para enseñar a las personas a introducir primero 3 pequeñísimos hábitos muy gradualmente, pero con gran éxito a largo plazo.

¿Cómo funciona?

Primero: Recordemos que detrás hay todo un estudio del condicionamiento de la conducta que a la larga se torna en hábitos. O sea, introducimos nuevos hábitos muy a lo Pavlov.

Segundo: Recordemos que en realidad todos los hábitos que ya tenemos los hemos adquirido de la misma manera (pensemos en cosas muy simples como: cómo nos abrochamos siempre los zapatos, o dónde ponemos siempre la fruta en el refrigerador, etc.)

El truco es:
#1  Que el acto sea pequeñísimo
#2  Que se ubique justo después de un hábito ya establecido
#3  Hazlo cada día y felicítate por raro que parezca  (y si el acto resulta ser muy difícil, hazlo aún más pequeño)

Por ejemplo: "quiero habituarme a limpiar mis dientes con hilo dental"
Entonces: Justo después de lavarme los dientes (#2) me limpiaré UN diente (#1)
Y eso es todo.

O: "quiero hacer abdominales todas las mañanas"
Entonces: Justo después de vestirme (#2) haré UN abdominal (#1)

Y el resultado es comprobado: si el acto es ridículamente fácil (no implica dificultad ni dolor alguno, y ni siquiera tiempo), y está asociado a algo que ya siempre hago,  y luego siento la satisfacción de haberlo logrado (pues así es fácil de "ganar" siempre) el hábito ingresará casi por sí solo a nuestra conducta. Tanto así que en unos días ya ni siquiera pensarás en ello y cuerpo-y-mente irán casi automáticamente al acto: "después de esto, hago esto" (que es ridículamente fácil y rápido). Y tanto más así que el acto irá creciendo también por sí solo conviertiéndose gradualmente en un hábito con sólidas raíces y en constante desarrollo.

(Y si lo pensamos bien, así es como también hemos adoptado nuestros malos hábitos)

Por otra parte, en otro ámbito de sus investigaciones (que usa para entrenar a "emprendedores de negocios"), señala que para que llevemos a cabo un acto, no importa cuál, siempre, siempre, siempre deben cumplirse tres condiciones simultáneamente:

#1  Debe haber algo que gatille el acto
#2  Debe estar presente la posibilidad de efectuarlo
#3  Debe haber motivación para efectuarlo

Por ejemplo: suena el teléfono celular (#1) y lo tengo a mano (#2) y quiero contestarle a esa persona que llama (#3)

Si uno de estos no se presenta, entonces no efectuamos el acto: si no suena, obviamente, si no lo tengo a mano, o si no me motiva contestar.


PEQUEÑA PERO IMPORTANTE CONCLUSIÓN
Es por estas mismas razones que el ejercicio de < meditación (4) (5) (6) > del que nos ocupamos en este blog es como es:  simple y pequeño (pero a la larga poderoso)

"Hay tensión [intracraneal principalmente] (gatillo), puedo soltar, relajar la tensión, sonreír serenamente y traer un estado mental-corporal agradable que habitar, todo en un solo fluir (posibilidad), y entonces sentiré un alivio agradable (motivación)"

"Y si todo ese acto [soltar, relajar, sonreír serenamente y traer un estado mental-corporal agradable que habitar, todo en un solo fluir] lo reduzco a uno ridículamente pequeño y fácil (#1) : < sonreír (1) (2) (3) > , y  justo después de la tensión causada por la reacción emocional habitual (#2) lo hago y siento y habito la satisfacción de ese pequeño logro (#3)...

... entonces estoy creando un nuevo hábito en mi experiencia interior con sólidas raíces y en constante desarrollo."



((( - - )))

pensar

El asunto de pensar se ha tornado un poco confuso. Sobre todo en este mundillo de la meditación y demases.

La visión más difundida afirma que la meta en la meditación es dejar de pensar. Cosa que es absolutamente falsa, digámoslo desde un principio.

Pero bien, para entender por qué esa afirmación es falsa (o por lo menos poco refinada y profunda) primero hay que separar aguas:

Por una parte, pensar no es solamente verbalizar frases interiormente, o "hablarse a sí mismo" mentalmente. Pensar también es imaginar, o "hablarse a sí mismo" a través de imágenes. Pero aún más, pensar es también proponer un ambiente interno no necesariamente ligado al lenguaje o a imágenes, sino más bien meramente a sensaciones mentales y corporales.

Por otra parte, es muy común meter en el mismo saco al pensamiento voluntario y al involuntario. Pensar se parece en esto a respirar. Respirar es uno de esos mecanismos del cuerpo que pueden ser tanto voluntarios como involuntarios. Si te olvidas de respirar, el cuerpo respirará solo. Pero si te acuerdas, o quieres manejar tu respiración, es posible hacerlo. Así mismo, pensar es algo que uno puede hacer voluntariamente como también puede simplemente ocurrir por sí solo.

El problema con esto último es que confundimos ambos. El problema está justamente en creer que ambos tipos de pensamiento (voluntario e involuntario) son igualmente "hechos por mí", "parte mía". La verdad es que el pensamiento involuntario, como su nombre bien lo dice, no es de nadie; es nada más que el producto de la actividad mental inconciente que por repetición hemos hecho hábito. Más aún, es el tipo de pensamiento que más nos ocurre, y además somos adictos a él, puesto que representa una vía de escape a la incomodidad corporal/mental que nuestras emociones gatillan. Esta confusión puede parecer trivial, pero es el gran hechizo que nos afecta. Y a niveles altos de confusión, el asunto se torna patológico y se convierte en un gran sufrimiento y hasta un dolor terrible e insoportable.

En definitiva, lo importante es saber diferenciar los pensamientos y tener como hipótesis constante a verficar que éstos y otros asuntos de la experiencia (principalmente las reacciones emocionales) son impersonales, ocurren por sí solos como reacción a los estímulos externos e internos.

La herramienta básica para esto es la atención. Pero ¿qué cualidades de la experiencia nos pueden avisar que un pensamiento es voluntario o involuntario, o si es beneficioso o perjudicial?

Llevado a lo simple: un pensamiento es involuntario (OJO: por muy real y voluntario que parezca!) si de fondo hay una emoción subyacente que está tiñendo todo de su color. Pero como esto es un hechizo, y no es tan fácil darse cuenta de si hay una emoción de fondo, simplifiquemos más: SI HAY TENSIÓN EN EL CUERPO, HAY UNA EMOCIÓN SUBYACENTE.

Si hay emoción que provoca tensión, eso está gatillando pensamientos involuntarios teñidos de esa emoción. Y una emoción es siempre ciega a la realidad, es una incomprensiblemente absurda mini-rabieta de niño ante los ojos de un observador calmado y racional.

Ahora, volviendo al asunto de "dejar de pensar como meta en la meditación". Esto no es así.

En la meditación lo que se hace es:
Identificar que hay tensión corporal y por ende, a esta le precede una reacción emocional impulsiva e inconciente (a la que estamos habituados y somos adictos). Y entonces abandonar esa reacción emocional (y sus residuos: los pensamientos involuntarios) por medio del relajo de la tensión que ésta gatilló tanto en el cuerpo como en la mente. Para luego proponer voluntariamente con el pensamiento un hábitat interno libre de emoción impulsiva y de tensión.

La meta es ir poco a poco,  a través de la adquisición de habilidad en este ejercicio, conociendo cómo es que realmente funciona la experiencia desnuda, sin la confusión mental cotidiana.

Esto tendrá como SUB-PRODUCTO gradual (y no como fin último):
el cese del pensamiento involuntario
el cese del pensamiento con lenguaje
el cese del pensamiento con imágenes
y <más>




((( - - )))

Clamor del cuerpo

La práctica tiene como propósito estudiar la mente con el cuerpo y estudiar el cuerpo con la mente

La práctica nos permite volver a sentir lo que pasa en ese cuerpo que pasamos olvidando;

volver a sentirlo
volver a comunicarnos con él
cada vez con mayor sutileza, detalle, y habilidad

En la continua distracción de perseguir fantasías hemos ido olvidando sentir lo que instante tras instante, experiencia tras experiencia, sentir tras sentir, pensar tras pensar, pasa en el cuerpo.

La repetición consistente (e inconciente) de ese solo acto de "salirse del cuerpo" para ir y habitar el sin-sentido de la turbulencia mental nos ha ido desconectando de él al punto en que ya no oímos sus mensajes (e incluso gritos).

Cada vez que "nos salimos del cuerpo" para ir tras espejismos que juzgamos deseables o para ir y deshacernos de lo que juzgamos indeseable, el cuerpo nos avisa.

Nos está gritando: "ey! vuelve!"… "es mentira!", "es un encantamiento!"

Pero el cuerpo no habla en lenguas.
El cuerpo habla en sensaciones.

La única manera que tiene de advertirnos es provocando tensiones aquí y allá, alborotado, desesperado porque le escuchemos. O a veces, cuando nos hemos alejado casi imperceptiblemente, el cuerpo nos susurra con tensiones leves.

Y sin embargo, hemos olvidado tanto su voz, que aunque nos susurre, nos hable y nos grite, no le oímos. No le oímos como hipnotizados por talismanes espectrales, como esos móviles colgantes para los bebés, pero sin sustancia alguna.  Terminamos por oírlo generalmente cuando ya de tanto gritar, se estresa o se enferma.

La práctica consiste en volver constantemente al cuerpo. Volver a oírlo. Oír su voz, y volver a habitarlo.

Y cuando la mente vuelve al cuerpo — para que éste se calme — también debe hablarle y decirle: "tranquilo, rompí el hechizo, volví".

Pero el cuerpo, así como no habla en lenguas, tampoco las entiende.
La mente debe hablarle en su idioma: en sensaciones.
Y en sensaciones, "tranquilo... volví" se traduce en una sensación expansiva de serena alegría. Esa es la señal que el cuerpo entiende. Su clamor se disuelve, y acaba por tranquilizarse.

La mente entonces le sonríe al cuerpo, y el cuerpo le sonríe a la mente.

Eso es "volver en sí".

"Volver en sí" es la práctica.

"Práctica" es la repetición consistente y perseverante de un acto. En este caso, el acto de volver en sí.

Y entonces, gradualmente, la relación entre ambos vuelve a crecer. Se oyen con facilidad nuevamente. Se escuchan mutuamente hasta los más leves susurros. Se van conociendo. Se sonríen.

Juntos, vencen todo embrujo.








.





((( - - )))