Dar

“Si los seres conocieran, como yo conozco, los resultados de dar y compartir, no comerían sin haber dado, ni tampoco la mancha de la mezquindad abrumaría sus mentes. Aún si fuese su último mordisco, su último bocado, no comerían sin haber compartido, si hubiese alguien para recibir su obsequio. Pero puesto que los seres no conocen, como yo conozco, los resultados de dar y compartir, comen sin haber dado. La mancha de la mezquindad abruma sus mentes.”

— Iti 26


Algo tan pequeño como dar — y no por eso 'insignificante' — si te das cuenta, te pone feliz.

Vas, y te topas con alguien y das feliz : y te pone feliz.

La generosidad es una fuente de felicidad inmediata. Y es extraña también, porque inicialmente creemos que no. La tomamos quizás como "voy a perder algo" — y no siempre "cosas", sino "algo" — pero si te acuerdas, la próxima vez que des — no solo cosas, sino de tu ayuda, de tu conocimiento, de tu tiempo, etc. — pon atención a cómo te sientes inmediatamente.

Es una gratificación extraña. Distinta a la que viene de complacerse con estímulos para los sentidos. Se siente como un relajo. Como si uno se despojara de un peso.

Y es eso en verdad. Uno se despoja del peso de la noción de uno mismo, del "propio interés" incorrecto o equivocado. El propio interés correcto en este caso sería dar, si supiésemos y recordáramos cada vez cuán bien hace.

Si no estás muy acostumbrado a dar, y generalmente dices no, haz la prueba y siente.
(y un tip: si das con una actitud de gusto por dar, la sensación es mejor) Es algo que se puede desarrollar. Y después se vuelve más fácil porque ya tienes la seguridad de que se sentirá bien.

Con dar, nunca pierdes — como quizás tu interés incorrecto intentará engañarte en ese preciso momento — por el contrario: siempre ganas.

Curiosamente, la generosidad era la primera práctica que enseñaba el Buddha a los absolutamente novatos incluso antes de que desarrollaran la meditación, e incluso la "virtud".

Esta es una trilogía de prácticas para iniciados y para todos: generosidad (dāna), desarrollo de la conducta (sīla o "virtud"), y desarrollo mental (bhāvanā o "meditación"). Y si lo pensamos bien, las tres son formas de renuncia (nekkhamma) : de "cosas" o de "intereses" en la primera, de conductas u actos nocivos — corporales y verbales — pero aparentemente convenientes en la segunda, y de actos/intenciones/conductas mentales también nocivas pero aparentemente convenientes en la tercera.

¿Por qué enseñó el Buddha la generosidad primero?

Porque dar, es el primer y más simple atisbo del tipo refinado de placer que trae la renuncia. Es el primer y más sencillo instante en que te puedes dar cuenta de que soltar las cosas, no solo hace bien, sino que se siente bien.

Ese, es un gran descubrimiento.




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